En muchas empresas, la Estrategia no está conectada con la Operación, y esa conexión es un elemento muy complejo de lograr. Cuando conversamos con los gerentes, normalmente tienen clara la estrategia a seguir, saben lo que quieren y cómo llegar a esas metas. No obstante, cuando se analiza la información requerida para que funcione esa estrategia, comienza el tambaleo. En ciertas organizaciones, cuentan con diversos sistemas que proveen datos a la Alta Gerencia, desde los ERP para consolidar la información comercial, hasta los sistemas MES para controlar la operación. No obstante, todos esos datos normalmente son transformados por alguien en una capa intermedia, en una planilla de cálculo o en una presentación, y es en base a ellas que se gestiona. Basándome en mi experiencia profesional, puedo afirmar que la información que se le entrega a las esferas gerenciales en muchos casos no es consistente y eso es el primer paso que hay que lograr.
Muchas compañías se concentran en la instalación de una tecnología (como un software), y no en cómo aprovechar o incluso usar dicha plataforma. Por lo tanto, esos proyectos muchas veces fracasan y se transforman en verdaderos desastres. Sin embargo, he visto que los proyectos sí resultan cuando logran unir los tres aspectos mencionados: Personas-Tecnología-Procesos. Cuando la Tecnología no se conecta bien a los otros dos niveles, los datos que entrega son erróneos y, por lo tanto, la toma de decisiones se hace difícil y vienen las frustraciones. Especial atención debemos tener con la dimensión Personas, pues es la variable que siempre hace la diferencia. Uno de los mayores problemas está en que el volumen de datos es tal, que si no se ordena la extracción de información, volcándola hacia un modelo de gestión, se transforma en un caos, pues pocos están sacando datos desde una perspectiva integral, que sirva realmente para la toma de decisiones gerenciales. Es necesario que toda organización pueda modelar las reglas de su negocio, y así capturar la cadena de valor de cada área en particular y de toda la organización en general. De esta manera, estas se pueden vincular a los sistemas y fuentes de datos, y asociarles indicadores de gestión e incluso automatizar tareas repetitivas y alertas. El objetivo es integrar todos los sistemas y procesos de la organización para que la cadena de valor vaya en la dirección de la Estrategia. Una vez hecho esto, se pueden comenzar ciclos de mejoramiento continuo. Muchas veces, se hace al revés. Varios comités de gerentes inician ciclos de mejoramiento de un KPI sin saber dónde está el “cuello de botella” en la cadena, bien difícil de lograr. Además, es vital obtener información “única” y no necesariamente “buena”. La expectativa es tener información buena, pero la realidad es que la calidad de la información dicta la forma en que se administra y la única forma de administrar con cierto margen de certeza es que la información sea única. Es el primer paso para conectar la Estrategia con la Operación. De igual modo, se recomienda la creación de un Centro de Excelencia que permita supervisar y conducir todas estas capacidades para que avancen en la dirección de la Estrategia. De lo contrario, la cantidad de información puede hacerlos perder el rumbo. Los comentarios están cerrados.
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Enero 2018
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